lunes, 4 de agosto de 2014

QUINTOS DEL 64


El sábado 2 de agosto de 2014 , nos juntamos la llamada “Quinta del 64” o lo que es lo mismo todos los nacidos dicho año en el pueblo o vinculados con él de una manera especial.

 Falto gente pero 27 “Quintos” logramos juntarnos y fuimos unos 50 en total en la celebración contando como bien dice Dori con “el acompañamiento”.

 No me quisiera confundir en cifras pero me cuentan que ese año nacimos en el pueblo más de 40 chicos y chicas a los que tenemos que sumar los llevados a nacer a los hospitales de Valladolid por que como decía el bueno de Gila “No nacemos donde queremos sino donde nos llevan a nacer”.

Es  importante que las costumbres propias de cada pueblo perduren y no se dejen morir y así se está consiguiendo con el empeño y trabajo de muchas personas para que estas sigan pasando de generación en generación.

De unos años para acá se ha incorporado también la costumbre de hacer un día de celebración a mitad de verano en la que se juntan los quintos y sus parejas para pasar un día de celebración y de   reencuentros. No soy yo mucho de estas  celebraciónes pero tampoco me opongo a ellas por lo que cuando me avisaron lo agradecí e hice lo posible para poder asistir.

Fue un bonito día donde pude volver a ver a gente que hacía más de 30 años que no veía y aunque alguno se me despisto si recordé a la mayoría como creo que ellos lo hicieron conmigo.

El guion del encuentro comenzó a las puertas del Ayuntamiento a las 12´30 h. para posteriormente dirigirnos a nuestro paseo de “La Muela” marco incomparable para retratarnos una y otra vez, solos unas veces y con el “acompañamiento” otras. Posteriormente y tras cerciorarnos de que aunque  pasen los años las vistas desde allí no han perdido un ápice de belleza nos dirigimos a tomar el aperitivo al llamado “bar de los Jubilados” que cojones tiene la coincidencia.

 Seguidamente comida en la terraza de la discoteca de un riquísimo lechazo de la tierra y el correspondiente baile post comida.

El tiempo acompaño y no pudo haber mejor temperatura en la terraza, pero como no podía ser de otra manera, también nos acompañaron aunque no fueron invitadas las moscas autóctonas de nuestro pueblo, golosas, pesadas y empalagosas ellas sobre todo a la hora de los entrantes y que  nos hicieron desarrollar todo un frente de medidas para combatir su visitas sobre nuestros alimentos.

Fueron unas 12 horas de reunión, risas, conversaciones y bailes, incluso de cantes que de todo hay en este pueblo y quedamos emplazados para la celebración de los “Quintos de los 100 años” aunque con la irrenunciable condición de que el restaurante donde celebremos disponga de un lugar habilitado para dejar las cachavas y que disponga de pasapurés para quien le vaya fallando la dentadura, que de todo habrá, seguro.

La verdad es que uno puede perder la identidad  sobre la ciudad en la que vive, incluso sobre la que nació pero que difícil es perderla sobre su pueblo  natal, no sé muy bien si por lo pequeño e inofensivo que se le ve o por que otra razón. Gracias a Dios nuestros hijos siguen teniendo ese apego y esa vinculación tan especial difícil de describir pero a la vez tan intensa sobre nuestros pueblos y en este caso sobre nuestro querido “CASTRONUÑO” donde yo por cierto, tuve la suerte de nacer.

Los que me conocéis sabéis que me gusta “tirar fotos” y este pequeño articulo no le puedo acompañar de momento de fotos del evento por aquello de que como bien dice un buen amigo mío “no se puede joder y mear a la vez” y esta vez me toco estar frente a los objetivos y no tras ellos, no  obstante con alguna me hare y aquí la pondré.

Todo suele ser positivo en estas reuniones, tanto que incluso a mi me animó a escribir estas estas líneas, tan positivas son que incluso aunque el champán  este caliente como fue el caso, no falto quien grito “Que rico y que fresquito esta el champán ”.




Un saludo. Mauro Al