Me llegó hace unos días, un correo que me llamo la atención y que puede ser interesante para conocer un poco la realidad que nos rodea respecto a las populares tiendas de chinos y le he complementado con cosas que he oído aquí y allá.
Estamos viendo de unos años para acá, multitud de tiendas chinas mayoritariamente de” todo a 100” ubicadas en los mejores locales del centro , de los barrios y polígonos. De los chinos tenemos en general una imagen de gente hosca, poco amable y desconfiada, pero entre ellos no son así. A cada ciudad acuden chinos de una misma localidad o región China y en muchos casos con vínculos familiares, para abrir sus tiendas no piden créditos a bancos españoles sino que se prestan entre ellos el dinero sin recelos pues sus normas educacionales no conciben no devolverlo, por lo que así se ahorran intereses a pagar. Trabajan el máximo de horas al día y casi todos los días del año para saldar sus deudas lo antes posible.
Crean empresas chinas, con dinero chino que emplean a chinos y venden solo productos chinos fabricados por chinos en China. Los dineros de sus negocios son revertidos a China, por lo que en cálculos estimativos tienen 3 billones de dólares en divisas extranjeras. Con ese dinero China puede comprar el mundo y lo intentan hacer comprando las principales empresas de producción de materia prima de América latina y África.
Parece poco comprensible a primera vista que su régimen comunista, que restringe derechos humanos básicos, que no permite a sus ciudadanos el libre acceso a internet, y que contempla la pena de muerte, sea tan respetado por los gobiernos occidentales que bien saben el poder que tiene ese país.
Son un ejemplo de cómo parasitar las economías capitalistas del mundo con sus propias armas y mientras en España con zapatero casi 5.000.000 de parados.