Tengo vagos recuerdos y poquísimas fotos de mi 1ª Comunión, al parecer por un problema de inasistencia del fotógrafo comprometido para el reportaje.
Como en aquellas fechas estudiaba o por lo menos asistía al colegio San Agustín, porque de estudiar yo nunca he estudiado mucho, creo que la 1ª Comunión la realice allí y digo creo, porque no he tenido la curiosidad de preguntárselo a estas alturas a mi madre no sea que me suelte alguna “fresca”, pero de lo que si tengo recuerdo fue de la experiencia pasada el día del Corpus Christi en mi pueblo “Castronuño”.
Mi madre se empeño en que fuera vestido de fraile y me imagino que sin ningún avieso fin, solo porque la gustase el trajecito de marras, lo que seguro fue que en mí poco pensó si el trajecito dichoso me gustaría. Joder… yo que me imagino deseaba ir de marinero o de almirante como los demás, pero no, a mi me tocaron los hábitos.
En Valladolid por eso de que pasas más inadvertido no debí de llamar mucho la atención, pero mi madre cayó en la cuenta de que en la festividad del Corpus Chirsti en mi pueblo “Castronuño” todos los niños y niñas salían en procesión y como la celebración familiar iba a ser allí, pues allí que me llevo con los hábitos a cuestas.
Recuerdo que en el salón de la casa de mi tía yo me negaba a salir y era convencido por mis tres primas un poco mayores que yo, de que iba a ser el más guapo de todos. No sé como de duras serian las negociaciones y qué condiciones pactamos, pero al fin lograron que saliera a lucir los hábitos en procesión. Ese día las sorpresas no habían acabado y la más gorda llego de la mano del cura del pueblo, que creo recordar que se llamaba DONLUIS o así juntito siempre lo he oído. Bueno pues al cura después de la misa y para realizar la procesión no se le ocurrió otra cosa que al hacer la división de niños en la fila de la derecha y niñas en la de la izquierda y el de los hábitos, ¿sabéis donde coloco al de los hábitos? Pues con dos cojones, me coloco en el medio de las filas y detrás de él, frustrando todo posibilidad mía de pasar inadvertido.
Yo creo que ha sido el único rato en mi vida que me plantee si seria “sardina o camarón”, dudas que se despejaron afortunadamente nada más llegar a casa y quitarme la sotana para salir corriendo detrás de las sardinas.
No volví a saber del famoso uniforme de fraile una vez alejado de mi cuerpo y aquí dejo una foto que refleja lo que os he contado, con la esperanza de que no os riais mucho.
Un saludo: Mauro Al
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