Visitar Marruecos es visitar un precioso país, con fuertes contrastes entre el moderado modernismo de las grandes ciudades, a la belleza de sus antiguas medinas (zona antigua) y sus zocos (mercados). Visitar Marruecos es también conocer un país árabe por los cuatro costados con una devoción insana por su rey y una pobreza difícilmente explicable en un país tan cerca del nuestro.
El circuito que escogimos fue el de “ciudades imperiales”, que nos permitió conocer en autobús, Tanger, Fez, Meknes, Marrakech, Casablanca y la capital Rabat así como turísticos pueblos de la costa y de la cordillera del Atlas, acompañados de un guía mas occidentalizado por fuera que por dentro.
Dos lugares destacaría de la visita a Marruecos en noviembre de 1991:
FEZ, con su preciosa, antigua y laberíntica medina, declarada patrimonio de la humanidad, con sus estrechas callejuelas que te obligan a estar atento, por las altas velocidades alcanzadas por los burros marroquíes, principal medio de transporte en la medina. No se puede olvidar fácilmente la zona de los tintoreros donde se tiñen los cueros en grandes piscinas de barro al aire libre con un método milenario y cuyo intenso olor se te mete hasta las entrañas.
La visita a la medina de Fez la realizo nuestro grupo acompañado de todo un ejército de pequeños guias, preocupados constantemente de que no nos entretuviéramos en las curiosas tiendecitas donde venden de todo y acabáramos perdidos en el laberinto de callejuelas, muchas de las cuales se abren y cierran con puertas. Curiosamente un marroquí no sé si en broma o en serio me ofreció el cambio de la mujer por un par de camellos y que ya me hizo plantearme de qué manera podría trasladar los animales hasta España.
El otro lugar para mí destacado de Marruecos, es Marrakech con su famosísima plaza Jamaa el Fna, en la que se puede ver prácticamente de todo, quizás lo que más nos impresiono fueron los encantadores de cobras y los faquires clavándose clavos por todas partes del cuerpo menos por una, que dejo libre a la imaginación de cada uno adivinarla.
En la medina de Marrakech tuvimos una pequeña aventura que bien pudo acabar con las ocho hembras y dos machos que componíamos la insensata expedición desplumados hasta las cejas en el mejor de los casos (mejor visitar esos lugares de una manera más organizada).Dos cosas nos quedaron claras después de esa visita a la medina: 1º que es realmente bonita y digna de visitar y 2º que contratar un par de guías toda la tarde por 40 pesetas tiene sus riesgos y solo un pequeño soborno y la posibilidad de encontrarse con un par de bocadillos de tortilla francesa fueron suficientes para poder volver a la civilización en apenas 10 minutos.
En Marrakech no se puede dejar de asistir a una cena bereber, donde comerás cuscús y te bailaran la danza de los 7 velos aunque lo que realmente te apetecera sera dejar el jodio cuscús y comerte a la de los 7 velos. Digno de visitar y así lo hicimos fue el casino del famoso hotel “La Mamounia” donde los chicos del grupo pudimos acceder uno a uno intercambiándonos la corbata que uno llevaba y que es imprescindible para que te dejen pasar.
Por último comentar que la visita a Casablanca y Rabat tiene poco que destacar pues son ciudades con un estilo a las nuestras. En Casablanca se puede visitar un bar, recreación del de la famosa película “Casablanca” de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman y que si no quieres visitarle tampoco pasa nada.
El acoso para venderte cualquier objeto y el imprescindible regateo en las compras son un constante desde que pisas suelo de Marruecos hasta que lo despisas. En fin, bonito país, barato de visitar y aun tiro de piedra del nuestro.
A veces recuerdo con nostalgia al que me cambiaba los camellos y me viene a la imaginación el uso que les hubiera dado a tan curiosos animales.
Un saludo amigos. Mauro Al
Medina de Tánger.Mausoleo del Rey Mohamed V. Rabat
FEZ
Mezquita Kutubia, Marrakech
Palacio Real. Rabat
Marrakech.
Jajajaja, la foto de la señal de STOP (supongo) ... mola :)
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